Montes de Toledo. R.Garanda |
(Nov.2013)
Oí como dejaste de respirar,
Oí como dejaste de respirar,
no
sé si tú me estabas oyendo,
no
lo sé.
Yo
te hablaba,
sabía
que te ibas
Te
dije que podías irte sonriente,
que
todo estaba bien,
que
tú ya habías cumplido
suficiente.
Que nosotros estábamos bien,
te
dije, ¿y tú?,
te
pregunté.
Y
tú, ¿llegaste a tu estación?.
No
sé si me oíste,
solo
respondió
esa
difícil respiración.
Yo
creo que no.
el
deseo no sirve,
desde
dónde tú estabas
ya
no se oye,
ya
no se habla,
ya
no se vive.
Dejaste
de respirar
y
yo lo oí,
oí
que dejé de oírte.
No
sé si supiste
cuánto
tengo de ti.
Yo
no lo sabía,
ahora
si.
Nuestros
sueños,
nuestro
cansancio,
nuestra
impaciencia,
nuestros
genios.
No
había más,
no
lo decías, pero sabías que no,
y
no había espacio para el empeño.
Yo
sé ahora que tú sabías
que
todo estaba aquí,
por
eso tu cabreo,
¡es
tan poco para un sueño!.
Y da
igual. Cansancio.
Sé
que no me oíste,
pero
yo te hablé
hasta
que oí que dejé de oírte.
No
me despedí,
estábamos
los dos solos
y
no me despedí,
da
igual. Cansancio.
No
sé si me oíste,
no
sé si te hablé,
da
igual,
estas
en el Paraíso de Mi Memoria
y
ahora te quiero
sin
saber si te quise.
Ahora,
que tal vez,
ya
sea tardía esta gloria..
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