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Fotografía de J.L. Romero |
Podría ser un pequeño
estanque,
un cercano lago
con las orillas cubiertas.
Lo que las golondrinas quieran
para su fugaz e insistente baño.
Pero ellas, son ciertas.
Libres, divertidas, desinhibidas
y ciertas.
Mientras ellas se refrescan,
augurando un caluroso día,
los almendros riego,
que desvanecen estresados
por este calor
del agosto manchego.
Estresados, pero ciertos,
también los almendros.
Como cierta es Nela,
esta podenca
agradecida, cariñosa,
con esa mirada cierta,
callada y mimosa,
que mi mente no interpreta
pero mi alma adora.
Todo Casabas es cierto,
Nela, los árboles, la tierra, el agua,
son ciertos,
y los mirlos y las tórtolas
y las aves peregrinas.
Todo Casabas, y hoy mas que nunca,
hasta el lago clorado es cierto
para las muy ciertas golondrinas.
Y mientras, tu y yo,
reales o no,
observamos y amamos
todo lo cierto que nos rodea,
aunque las noches de llena luna
tú percibas los viejos miedos
inciertos que te abruman.
Mientras ellas
sueñan su lago
y viven su baño,
todo lo cierto,
a ti y a mi,
nos hace, nos moldea
y, poco a poco,
rato a rato,
a mí me aparta del resto
extraño.
Salir de aquí, allí,
parece entrar en el reino del engaño.
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