Ya tu velo comenzó a resquebrajarse,
como un barniz
que da paso a la madera,
para mostrarme, aún pálidamente,
tus deseos pensados de mujer insatisfecha.
Ya desbordas a todo lo pasado
y buscas ésa respuesta
a la pregunta internamente realizada.
Ya no es un beso,
ni el mejor beso de un sueño,
lo que eternamente te conforma.
Tu cuerpo adornado de mujer
corre más aprisa que tu mente
apenas tímida de niña.
Y yo, ansioso y expectante,
espero tu pregunta
realizada en mil silencios
y soñada en mil instantes.
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