lunes, 5 de enero de 2015

Saltar la valla


No  basta con soñar, amigo,
hay que saltar la valla.
El sueño de la celda, te digo,
sirve para mantener,
sin arrojar toallas,
el ritmo vital. Poco más.



Hay que saltar la valla, amigo,
y ver los recovecos,
las versiones de tu propia verdad,
la cara de tu anti-sueño,
en ése oculto hueco
que oculta la sobriedad.

Calcula el salto, amigo
porque hay que saltar y cruzar miradas
en la oscuridad de la duda.
Hay que saltar al otro lado
y rozar, atravesar la ficción.
Te lo digo,
no basta con soñar
en un rincón,
Calcula el salto, amigo,
te lo digo.


Toledo (Invierno del 2014)

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