No basta con soñar, amigo,
hay que
saltar la valla.
El sueño
de la celda, te digo,
sirve para
mantener,
sin
arrojar toallas,
el ritmo
vital. Poco más.
y ver
los recovecos,
las
versiones de tu propia verdad,
la cara
de tu anti-sueño,
en ése
oculto hueco
que
oculta la sobriedad.
Calcula
el salto, amigo
porque hay
que saltar y cruzar miradas
en la
oscuridad de la duda.
Hay que
saltar al otro lado
y rozar,
atravesar la ficción.
Te lo
digo,
no basta
con soñar
en un
rincón,
Calcula
el salto, amigo,
te lo digo.
Toledo (Invierno
del 2014)
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