lunes, 12 de enero de 2015

MI CUEVA



Fotografia de J.L. Romero
Si nuestra alma fuera real ayudaría mucho a poner orden cuando llegue el momento del balance. Pero, como no parece que así sea, la anarquía se impone y nos vamos sin la mayoría de las respuestas por no haber ordenado las preguntas.

Al final nos atormenta el silencio del testigo: no sabemos cómo contarnos la historia, aunque sea nuestra historia, mil veces expuesta ante el abstémico muro.

Sé que el Mundo está aquí porque no lo entiendo, desde la decepción que cuento a las cien tórtolas y desde el silencio impuesto por la tristeza del poeta, sólo me queda gritar dónde vea una trampa y esperar que alguien que pasa por mi vida me lo agradezca.
O no.
Eso sí, desde la ventana de Mi Cueva.

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