y
la lucha de quienes no estamos conforme.
La injusticia revolotea a nuestro
alrededor,
giramos continuamente para entender todo,
al menos algo.
Solo un grito de vez en cuando
nos libra del remolino embaucador
que nos empuja hacia el centro
oscuro del torbellino.
La guerra, la absurda
confrontación de mentes viejas y cuerpos jóvenes engañados por causas que casi
nunca son la suya.
La injusticia con los más
débiles,
con los que, por no tener, no tienen ni vida
si no saltan su ajena y propia valla…
Pasar la tarde martirizando
animales.
La miseria de nuestras propias
limitaciones,
incapaces de ver lo realmente
bello.
La lucha, la militancia, la
denuncia es la última esperanza de salvación
que a algunos nos queda.
La poesía como instrumento.
Inevitablemente, este será un
capitulo eternamente abierto…
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