jueves, 5 de marzo de 2015

Ayúdame antes de irte, amigo.

Fotografia de J.L. Romero
Se me está hundiendo la casa,
amigo,
y tú preparas el equipaje
porque dices que te vas.
Hazlo conmigo,
ayúdame a repararla,
a salvar los destrozos
de esta orda salvaje,
y luego vete dónde quieras
con tu patria,
amigo.


Ayúdame a colocar los libros,
a completar el botiquín,
a tapar las grietas
y luego vete dónde quieras,
lejos o cerca de aquí,
con tu gente,
con tus amigos,
amigo.

Ayúdame a restablecer los sueños,
los nuestros,
cuándo íbamos sin bagaje,
aquellos en los que un día
nos salvábamos venciendo
a esta ya antigua orda salvaje,
siguiendo la estrella
de nuestra Utopía.

Ayúdame, amigo,
una vez más,
a quitar de estas paredes
los forzados crucifijos,
y pintarlas de tonos alegres,
para que alegre sea
la vuelta de los ausentes hijos
a la casa destrozada.

Ayúdame, amigo,
aseguremos los puntales
que con el vibrar del murmullo
a duras penas resisten
los muros
que en tiempos fatales
tú allí y aquí yo,
y otros y otras
con revolucionario orgullo
construimos para ellos.

Ayúdame y luego vete dónde quieras
como quieras,
con tu gente, con tu patria,
con tu estrella…

Y si al final,
ya con la casa reconstruida,
salvados los daños
del fantasmal linaje
te vas, ya ves,
yo te despediré
en un laico homenaje
con el dolor de un amigo

que no te supo convencer.

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