Nunca
antes un teléfono
hizo tal
milagro.
Suena, lo
escuchas
y tu vieja
sonrisa
vuelve,
grita, triunfa.
de la
metáfora.
El maldito
cuchillo romo
al final no
pudo
contigo.
No pudo su
fuerza suicida
con tu
fuerza,
con tu
sueño.
con tu
sonrisa mezcla
de amor y ansia
por la
vida.
Como
decíamos ayer...
Comenzar
dónde paró
la
existencia alterada
por esa
falla infinita,
y en este
nuevo amanecer
incrementar
el pelotón
de los que
vencen
a esa
enfermedad maldita.
(toledo, 18-11-13)
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