miércoles, 10 de junio de 2015

El Paraiso de la Memoria

composición fotográfica de J.L.Romero


Los tengo delante,  en recientes retratos para que las células cerebrales, ya desgastadas de tanto esfuerzo casi siempre inútil, no me vayan haciendo malas pasadas.

Eugenio, el primero, de golpe, reposando.
Juan, cuándo más lejos (¡mierda!). 

Justiniano, después, sufriendo lentamente el gran deterioro en sus propias células. Paco, dejándose ir al ritmo de su vida. Chema, dónde él era más él, encima de su moto. Tomás, ¡qué rápido!, cuando supe, te habías ido.

Y José Antonio, Julio, Miguel, Enrique, Luigi. Y Rafa, también carcomido por células ingratas.

 El otro Eugenio, mi padre, ya de agotamiento Y Ángel, hasta dónde pudo.

Lo de Tanis se me fue clavando, retorciendo en algún sitio extraño distinto al controlado cuerpo. Qué desastre, qué injusticia.

Todos están aquí, conmigo, y con Fernando y con Pablo. Tres viejos que vamos quedando para ir contando cosas de ellos. Están aquí porque hay ósmosis profundas y visibles. Muy visibles entre quienes vivimos juntos en el mismo túnel  y  en la misma playa….

Además está nuestra memoria, el gran reducto de la gente querida. Parece imposible

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